
¡Vas a acabar con ojos cuadrados!
Eso es lo que casi a diario escuchó toda una generación de niños de sus padres cuando querían hacer lo que a muchísimos niños les gusta hacer: ver la televisión, y durante mucho tiempo y a ser posible sin interrupciones.
Sin embargo, a los oftalmólogos no les consta que alguien haya acabado realmente con ojos cuadrados por ello. A mucha gente, no obstante, se le irritan los ojos en algún momento cuando pasan horas delante de un televisor o de un ordenador. Esto ocurre porque en tal situación los ojos parpadean menos. La lágrima en la superficie ocular se distribuye normalmente mediante el parpadeo y, como eso sucede menos cuando se parpadea menos, los ojos reaccionan más rápidamente con irritación. Sin embargo, esto no conduce a problemas de forma permanente; solo en personas que de por sí tienden a tener ojo seco resulta problemático.
Tampoco la distancia a la pantalla desempeña un papel tan grande como para que alguien que se sienta cerca de la pantalla pudiera desarrollar dificultades visuales por ello. No obstante, la tendencia de algunas personas a sentarse muy cerca del televisor puede ser un indicio de un defecto refractivo ya existente. En ese caso debería concertarse una cita con el oftalmólogo.
En general, es recomendable llevar a un niño entre dos y tres años alguna vez al oftalmólogo para que se le examine en busca de defectos visuales. Antes de eso, en bebés pequeños, aún puede ocurrir que bizqueen, porque la capacidad visual todavía no se ha desarrollado por completo. A partir de los dos años, sin embargo, si los niños estrabisman, es importante una visita al oftalmólogo: cuanto antes se detecte el estrabismo —el término técnico es strabismus—, mejor puede tratarse. Por cierto, los tratamientos por lo general no son nada a lo que un niño deba tener miedo: la mayoría de las veces se pega un parche sobre el ojo sano para que el niño entrene más el otro ojo y aprenda a usarlo mejor. O el niño recibe unas gafas. Entonces, sin embargo, los padres deben asegurarse de que realmente lleve las gafas siempre, ya que de ello depende el éxito del tratamiento.
En los adultos es diferente. Es completamente normal que la agudeza visual disminuya con la edad. Por lo tanto, si un adulto se hace unas gafas y luego a menudo no las usa, eso no empeora adicionalmente el defecto visual. Naturalmente, sigue siendo poco conveniente, porque se hizo las gafas para corregir el defecto visual ya existente.
Por último, debe corregirse otro prejuicio: cuando los niños tuercen los ojos y bizquean a propósito, algunos padres advierten que los ojos podrían quedarse en la posición que adoptaron. No está claro de dónde procede esta afirmación. No existe ni un solo caso documentado en el que haya ocurrido, lo cual no es de extrañar, porque el músculo ocular no puede quedarse agarrotado y, por lo tanto, los ojos tampoco pueden quedarse atascados en una posición. Al contrario, los niños que tuercen los ojos para hacer muecas o en el juego tienen incluso un control especialmente bueno sobre sus ojos. Lo realmente problemático es únicamente el estrabismo involuntario.
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